Sta. Lucia College (Normal)

En el Sta. Lucia siempre conseguía graduarse la gente con mayor amplitud de campo laboral, el que tendría más oportunidades de salir adelante en la vida. No había muchas personas que se convertían en legenda y que conseguían un lugar en el mundo, un nombre escuchado por todos. El campus del colegio Sta. Lucia era bien reconocida en el mundo académico inglés, con un alto prestigio que destacaba sobre todos los demás.

Situado en un ostentoso rincón del país inglés, dichosos alumnos de distintos rincones del país llegaban cada primer de septiembre al campus para ser evaluados rigurosamente, para después pasar por un ritual con el que sería el punto crucial para ser admitidos al prestigioso lugar.

“La imagen de Santa Lucía fue elegida por el Consejo General de Hermandades y Cofradías desde nuestra corporación a la querida Hermandad de Santa Lucía y asistiremos en representación a los cultos correspondiente de tal celebración.”

Aquella frase se dicta cada vez que se empieza el día antes de que las muchas de los alumnos tomen sus desayunos en el gran comedor, ambientado con motivos barroca y de insinuante pinceladas en el techo adornado con hermosos ángeles volando por un amplio cielo azul. De lunes a viernes toman sus clases con rigor, los sábados y domingos se les permite a los alumnos tener tiempo libre unas horas y poder escribir a sus familias. Por la noche de los fines de semana los alumnos dan un paseo de varias horas alrededor del recinto escolar. La escuela en si consta desde parvulario hasta la universidad. Pasan una vida allí, conociéndose el uno al otro desde muy pequeños hasta que siempre viene alguna persona de otro lado y mismamente surgen nuevas amistades.

Pero hace mucho, mucho tiempo, en épocas de la inquisición la iglesia había encontrado señales de una raza sobrenatural que existían desde la era céltica, a aquella raza se la llamaban las hijas de Satán, las brujas, personas que tenían poderes sobrenaturales para controlar el mal. Con aquellos pensamientos, la iglesia consiguió controlar la fe de los ciudadanos de Londres, haciéndoles creer que eran personas impuras y que habían dado su alma al diablo que sobretodo se escondía en cuerpo de mujer o de la inocencia, pero una noche de verano, para ser exactos, en la víspera de San Juan y en la que todos los muertos y seres mágicos salen a la vida, en la mansión de los Hulgorbth habían encontrado el cuerpo del prometido de la menor de los Hulgorbth sin vida y decapitado y mutilado por cada parte de su cuerpo, pero para cuando llego la ayuda, ya era demasiado tarde. Encontraron a la menor de los Hulgorbth con las manos cubiertas de sangre y con el maquillaje roto sobre su rostro de porcelana. En cambio las amigas de esta fueron encontradas también en varios asesinatos similares.

Las muchachas negaban que lo hubieran hecho ellas, pero nadie les creía. Varias personas habían visto las manos de la inocente hija menor de los Hulgorbth con las manos de sangre y en otros rincones, había sucedido lo mismo. La mansión de los Hulgorbth se encontraba en el punto sur del mapa, la segunda amiga de la menor de las hijas Hulgorbth, se la habían encontrado arrinconada, con las manos atadas en un rincón de la habitación contigua al de donde se encontró la segunda víctima, colgada de la lámpara de araña con apenas ropa encima, al norte del mapa.

A la tercera muchacha se la encontraron en estado catatónico al haber sido testigo de que su pareja de toda la vida había comenzado a moverse del revés como si estuviera poseído por algún espíritu y que acto seguido había perdido el pulso, llevándolo a la muerte, y ella sin poder haber hecho nada, le vio morir en una modesta mansión del este de Londres, pero a la cuarta muchacha que andaba leyendo en paz, se encontró a su recién esposo colgado de la misma manera que la segunda amiga de la hija menor de los Hulgorbth en el Oeste de Londres.

Cuatro asesinatos con las chicas presentes, a la misma hora y de distinta forma y nadie creyó a ninguna. Fueron llevadas al centro de Londres, en mitad de la plaza alrededor de muchas personas con antorchas encendidas. Las chicas que estaban siendo injustamente juzgadas, fueron atadas a postes de madera verticales y mientras un cura recitaba el pésame a las cuatro chicas, la verdad salió a la luz. Una de las cuatro chicas por fin se dio a conocer como en verdad era, una bruja que antes de que se quemara en el olvido, lanzo un maleficio al pequeño pueblo de Londres, el cual consistía en la siguiente:

“Cada mujer que se case a los dieciséis años y escuche el aullido de un grillo en invierno, su amado morirá a los dos días...”

Al cabo de los años, pasaron los siglos y las cuatro chicas que fueron enterradas tras su quemada en la hoguera quedaron en el olvido. Para entonces, en la actualidad, en el 2012, se encuentra el Sta. Lucia que vive en armonía con sus más allegados alumnos y alumnas, pero...

¿Se cumplirá esa profecía? O ¿es otro cuento para dormir?